sábado, 12 de enero de 2013

Fuiste dejando que me volviera silencio…




Me fui quedando con las ganas de oír tus palabras a mitad de una noche fría, con ganas de leer tu mirada en un desamparo del sueño a mi cuerpo, poco a poco, fui reservándome los besos, amontonándolos en el corazón hasta fabricarme una coraza irrompible de carmín…

Poco a poco amor, fuiste dejando que me volviera silencio, poco a poco fui devorándome como dulces manjares las palabras que inventaba en un acto divino para posarlas en tus oídos y así crear en ti un mecanismo irresistible de mimos, que verterías en mí como manantiales inequívocos de deseo y amor después de oírlas…

Poco a poco fuimos dejándonos de sentir, se nos fue alejando en vuelo lento y visible la pasión, las ganas de tenernos, de descubrir chispas en nosotros para mantener encendida esa llama tan vulnerable llamada amor, que desbordamos no hace mucho tiempo o si, como volcanes en plena erupción, ya ni sé…

Has unificado el cielo y la tierra, ya no me estremecen tus caricias, ya no toco las estrellas con mis manos, las bajaste a mí de un solo golpe matando la ilusión, dejando un desierto monótono de soledades plasmadas en los bordes de esta historia que se ha desvanecido cual castillo de arena ante las frías olas del mar…

Dejaste aparcada la magia en el baúl de las sorpresas, los detalles con los que lograste pintarme en los labios las sonrisas más bonitas, el cristal perfecto de tus ojos posándose en los míos invitándome a quererte, te has olvidado de las rosas en las mañanas, esas que escondías detrás de mis párpados cerrados y jugando con mis ansias me llenabas de bella impaciencia.

 Ay amor,  cómo pudimos dejar que se esfumara nuestra esencia, nuestros deseos, nuestros sueños…

Nos olvidamos de las largas charlas empapados en aroma a café, olvidaste enredar tus manos en mis cabellos cuando nos borrábamos el deseo en besos infinitos, olvidé decir te amo por temor a sofocarte con mi forma extrema de quererte, dejé que me ganara esa indiferencia que propagaste en nuestra casa y hoy me duele ver como transcurre la vida, nuestras vidas, estando tan cerca y tan distantes a la vez…

Fuiste dejando que me volviera silencio y no te das cuenta, no sospechas que me duele sepultar nuestro amor todos los días un poquito.

Ay amor! Hemos dejado que la voz de nuestro amor se vuelva silencio.

Y duele... Duele.

Simplemente Gris... Gris 

No hay comentarios:

Publicar un comentario